Son las que conocen los precios del supermercado. Las que no ceden ante la especulación de quienes esconden algunas marcas de aceites o de yerba mate. Las de los dedos con relieve producto de la artrosis, enfermedad que no les impide dibujar una ve corta insignia peronista en cada foto, en cada marcha, en cada reportaje televisivo. Son “las que nunca aportaron”, según repiten tantos hombres, muchos de ellos maridos, hijos, hermanos, vecinos… como si décadas de lavar los platos, tender la ropa, poner el mantel y planchar las camisas no fuesen un trabajo silencioso y cotidiano. Son ellas, las amas de casa, la que hoy salen a defender a quien supo reconocerlas legal, política, y económicamente: Cristina Fernández de Kirchner.