20 de julio de 2022
En el año 2015 tuvo la dicha de poder abrazar a su nieto, fruto de su lucha inalcanzable. A los 96 años de edad, falleció una abuela ejemplo, enseñándonos que el amor siempre vence al odio.
En octubre de 1976, a pocos meses de iniciada la última dictadura cívico-militar, Delia tuvo la desagradable noticia que su hijo Jorge Ogando había sido secuestrado junto a su novia por un patota, del departamento en que vivían en La Plata. A partir de ahora, la vida de Delia iba a cambiar para siempre.
Stella Maris (nuera de delia), se encontraba embarazada de 8 meses, en el momento de ser secuestrada. Muchos años después, supo la madre y abuela de plaza de mayo, que su nieto había nacido en el pozo de Banfield.
Ante la desaparición, comenzaría la búsqueda de su hijo, nuera y nieto. En aquel momento no había ningún protocolo que ayudara a las madres que eran víctimas de sufrir las desapariciones forzadas de sus hijos e hijas. Todo era hecho a pulmón, intercambiando ideas entre ellas, de cómo poder lograr conseguir la información sobre a dónde estaban. En declaraciones a Pagina 12, Delia dijo: "No existía cómo buscar un hijo, no había ningún modelo. Automáticamente nos encontramos un grupo de madres buscando a nuestros hijos".
Delia fue fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo junto a Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, Mirta Acuña de Baravalle, Beatriz Aicardi de Neuhaus, María Eugenia Cassinelli de García Iruretagoyena, Eva Márquez de Castillo Barrios, María Isabel Chorobik de Mariani, Clara Jurado, Leontina Puebla de Pérez, Raquel Radío de Marizcurrena, Vilma Sesarego de Gutiérrez y Haydee Vallino de Lemos.
Poco tiempos después de terminada la dictadura, gracias al testimonio de una sobreviviente del Pozo de Banfield, Delia no sólo supo del destino de su hijo y de su nuera sino también del nacimiento de Martin (su nieto) que se había producido en la cocina de ese centro clandestino.
Muchas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo han fallecido sin haber tenido la oportunidad de poder volver a abrazar a sus nietos. Pero ese no fue el caso para Delia que si tuvo la dicha, luego de 37 años de búsqueda, de poder abrazar a su nieto Martín.
Lamentaron su fallecimiento, organizaciones de derechos humanos, militantes, y hasta el presidente Alberto Fernández, quién manifestó: "su legado quedará en nuestra memoria como una verdadera enseñanza: nunca abandonar nuestras luchas. Hasta siempre, Delia".
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