Por Ingrid Urrutia (@ingridurrut), politóloga y delegada general de la Junta Interna de ATE en el INCAA.
Escuché decir alguna vez que el árbol de la vida es inmensamente más rico que las hojas de la teoría, eso me sirve para resaltar el triunfo de haber echado a Luis Puenzo como presidente del INCAA en una jornada marcada por la represión que enfrentamos trabajadores y estudiantes en la calle el pasado lunes 11 de abril.
La crisis en el sector de la cultura no es nueva. En 2017 el Congreso nacional votó la Ley 27.342 que le pone fecha de terminalidad para el 31 de diciembre de este año a los impuestos específicos que financian a la cultura. Hasta el momento no hay argumentos serios que justifiquen su aprobación, lo que reafirma que fue una de las tantas leyes que son moneda de cambio en plena discusión de la reforma previsional hasta el desembarco posterior del FMI en nuestro país. Lo cierto es que fue votado por los oficialistas de entonces y los de ahora con excepción de la izquierda. Por eso, tenemos el desafío de difundir las consecuencias de que estos impuestos dejen de ir a la cultura y vayan a engrosar las arcas del tesoro nacional para otros destinos: perder parte de nuestra identidad, nuestra soberanía y alrededor de 700.000 puestos de trabajo.
Para que entendamos todes ¿Qué impuestos específicos caducan? El gravamen a premios de juegos de sorteo y concursos deportivos de la Ley 20.630; el Impuesto a las entradas de espectáculos cinematográficos e impuesto sobre los videogramas grabados previstos en la Ley 17.741 y el impuesto a los servicios de comunicación audiovisual previsto en la Ley 26.522. Estos impuestos se recaudarán igual pero no irán a la cultura. ¿Qué fondos se van a ver afectados? Los fondos para el cine, la música, el teatro, las bibliotecas populares, los medios comunitarios y la defensoría del pueblo. A su vez, si no hay fondos, se vacían los organismos nacionales como el INCAA, INT, INAMU, CONABIP, ENACOM y FOMECA. Estamos a punto de perder un poco más de soberanía, un poco más de identidad. Les trabajadores y les estudiantes no estamos dispuestos a que eso suceda.
Desde que se sabe que estos fondos están en riesgo, ha costado visibilizar el tema. El gobierno nacional en sus dos años y medios se llamó al silencio; también lo hizo la gestión de Luis Puenzo, el primer “Oscar argentino” e impulsor de la Ley de Cine en 1994. El rechazo generalizado que ya acumulaba su gestión tuvo dos gotas que rebalsaron el vaso, por así decirlo. Una fue un posteo en redes sociales de Lucrecia Cardoso, ex presidenta del INCAA, ahora funcionaria del Ministerio de Cultura de la Nación, festejando el estreno de Granizo en la plataforma de la “N” roja bajo el hashtag #CheNetflix, toda una provocación en un contexto en el que estamos a meses de perder el fomento y el apoyo a la producción audiovisual independiente, federal, inclusiva y con perspectiva de género… o lo que queda de ella, tras años de ajuste y vaciamiento que aún no se revierten. La segunda gota, tal vez la chispa que enfureció al sector, fue la circulación del borrador que actualizaría el costo medio para las producciones medianas y grandes, estableciendo topes para las producciones menores (el 50% de las películas que se producen por año), un ataque directo a la producción independiente. Así las cosas, la convocatoria a una radio abierta en las puertas del INCAA el lunes pasado tuvo como consigna central #FueraPuenzo.
La radio abierta estaba terminando y las personas nos movilizamos a la ENERC, que queda a la vuelta del Instituto. Allí se pensaba llevar adelante una clase abierta, porque entre otras cosas hace dos semanas habían despedido a la Secretaria Académica (uso el tiempo pasado porque posteriormente fue reincorporada, otro triunfo de esta lucha), pero la sorpresiva represión de la Policía de la Ciudad generó el inesperado desenlace que todes conocemos.
¿Qué perspectivas tiene esta pelea?
El tema empieza a ser visible; cruzó el cerco mediático. Defender la continuidad de los fondos específicos es urgente, al mismo tiempo, hay problemas estructurales. No se trata solo de garantizar los recursos, por eso me interesa hablar de bienes culturales para emparentar esta pelea con otras cercanas y ejemplares, como fueron las luchas por el mar argentino, por el agua en Mendoza, por la cordillera en Chubut. Esta pelea es por el futuro, es por la identidad simbólica, por el derecho a producir y acceder a la cultura por parte de la clase trabajadora. Me niego a pensar que solo pueden narrarnos y mostrarnos un grupo reducido y minoritario; me niego yo y se niegan mis compañeres y les estudiantes. Eso demostramos en la calle.
Parece abstracto pero no lo es, es super concreto defender la cultura como un derecho y el fomento por parte del Estado es un derecho humano. Los institutos nacionales son triunfos de distintas luchas y estos fondos no vienen ni del IVA ni de ganancias, son impuestos que genera el mismo sector. Un ejemplo más: cada $1 que se invierte del Fondo del INCAA, tiene un efecto cinco veces mayor en el valor bruto de producción de la economía argentina.
Defender la cultura es una causa urgente, necesaria, justa y que podemos ganar si la coordinación de todos los sectores presiona sobre todas las fuerzas políticas que tienen en sus manos dar continuidad a los impuestos específicos. Esa presión la generamos ganando fuerza en la calle. Con ese fin estamos invitando a un festival en defensa de la cultura el jueves 28 de abril frente al Congreso.
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