Entrevista: Facundo Martínez Nota: Comunicadas
Hablar de masculinidades es una necesidad urgente del momento histórico que estamos viviendo. Para eso, entrevistamos a Carlos Jiménez, a quien de ahora en más llamaremos “Charly”. Charly es Magíster en salud pública de la UNR, Licenciado en Política Social egresado del Universidad Nacional de General Sarmiento, donde se desempeña como investigador docente del Área y Carrera de Política Social, y también es docente del UNSAM y UNR en temáticas de géneros.
Actualmente, está dictando el curso “Masculinidades críticas y territorios”, impulsado desde la Diplomatura de Géneros, Participación y Políticas Públicas de la UNGS. El curso apunta a “abordar y desarmar las masculinidades con los propios varones”. Charly afirma que esto “implica salir de la zona de confort e ir a un lugar con mayor hostilidad, donde sabés que va a haber resistencia”.
Charly explica que “lo primero que sucede es que hay una resistencia”. “Los varones, en los últimos años, por el avance de los feminismos en todos los planos se sienten altamente interpelados, entonces, ante esa incomodidad, ante esa crisis, lo expresan de distintas maneras. Algunos con mayor resistencia, recrudeciendo el machismo y la violencia, y, por el otro lado, algunas nuevas formas adaptativas para sostener esos micromachismos para sostener esos tipos de figuras, como neomachismos”, explica.
“Esta sensación medio pendular de que cuando irrumpen las mujeres y disidencias en lo público, cuando se avanza en las conquistas de derechos, hay una sensación de que están desplazados. Entonces, este movimiento pendular es volver a recuperar esos lugares que creen, desde el universo simbólico del patriarcado, que han perdido”.
Dice que esta reacción es normal y sucede siempre que hay avance en los derechos de las identidades disidentes, pero que “es una ficción porque el que se amplíen derechos de una persona no les resta derechos a los demás”. Afirma que a esto se le llama “backlash”: “Esta sensación medio pendular de que cuando irrumpen las mujeres y disidencias en lo público, cuando se avanza en las conquistas de derechos, hay una sensación de que están desplazados. Entonces, este movimiento pendular es volver a recuperar esos lugares que creen, desde el universo simbólico del patriarcado, que han perdido”.
Para Charly, “quienes empiezan a romper esa resistencia son quienes se acercan a la organización”. Asegura que “las mismas mujeres de las organizaciones políticas empiezan a abrirse dentro de los espacios de las organizaciones, de los mismos partidos políticos, y empiezan a construir otro tipo de discurso y acercan a los varones que empiezan a revisarse y llegan a espacios de reflexión”.
“El territorio es otra variable donde se configuran formas de dominación, violencias y opresión opresora que también termina configurando tu identidad”, explica Charly cuando le preguntamos cuál es la importancia del territorio en la construcción de las identidades, “por lo tanto, también es el lugar que te pone en lugares de mayor y menor exclusión”. Se explaya en la idea y dice que no es lo mismo ser una marica en Palermo que en González Catán: “Hay un montón de situaciones que se ponen en juego. Ahí uno se cruza con una perspectiva del acceso a la ciudad, del acceso a otros derechos, a la educación…”
También se pregunta qué es el territorio, qué lo define como tal: “Hay una primera asociación que se suele hacer cuando hablamos de territorio, que es el municipio, y, la verdad es que no; puede ser un barrio, una manzana, puede ser el complejo donde vivís, puede ser el pasillo. ¿Qué es lo que conforma un territorio? Bueno, justamente, cierta cohesión interna, en términos de la sociabilidad y los patrones de interacción que hay en su interior”.
Charly cree que la situación de encierra generada por la pandemia y el hecho de que los varones hétero-cis ya no podían ocupar el espacio público como antes, sobrevino en un aumento de la violencia machista apenas se dio una mínima apertura. “Cuando volvamos a salir todes a la calle, ¿qué va a pasar? (…)Un poco lo que yo imaginaba hace un año: era que iba a crecer la violencia de género pq tenían que volver a conquistar lo que les pertenecía y venían perdiendo”.
Opina que las disidencias naturalizan ese tipo de violencias y agrega: “Nos damos cuenta de cómo tuvimos que negar nuestra existencia y ser quienes no somos para que no nos peguen en la calle. Es expresión de esta nueva normalidad. Ese es el mensaje que se están dando entre ellos, y acá podemos traer al Rita Segato, que el incremento de la violencia es un mensaje, no es solo instrumental, es un mensaje que se le da a la sociedad”.
Lo primero que Charly destaca del curso es que fue realizado con el aporte de todas las identidades posibles: “De la grupalidad de docentes que le pusieron cabeza a la formulación del espacio participan diferentes identidades que le imprimen, no solamente por las reflexiones sino también por las trayectorias, las experiencias sobre los marcos conceptuales que son muy diversas”.
Otra de las características únicas es que está focalizado en el territorio. Al respecto, afirma: “Las teorías de género venían reflexionando sobre qué es ser varón pero desde el lugar más abstracto-teórico y lo que nosotres estamos haciendo es reflexionar sobre qué es ser varón en el conurbano y cómo es ejercer el machismo y ser violento en el barrio”.
“Las mismas mujeres de las organizaciones políticas empiezan a abrirse dentro de los espacios de las organizaciones, de los mismos partidos políticos, y empiezan a construir otro tipo de discurso y acercan a los varones que empiezan a revisarse y llegan a espacios de reflexión”.
El curso está dirigido principalmente a varones cis heterosexuales “porque entendemos que hay que trabajar con ellos para poder desarmar las prácticas machistas y construir nuevas masculinidades", explica Charly y agrega: “Es un público que nos interesa captar porque nos paree que son multiplicadores en su espacio y su territorio”. De todas formas, afirma que también pueden participar otras identidades, ya que “estamos todes atravesades por la construcción binaria. Entonces, también una marica o una mujer pueden ser machistas. Desarmar los mecanismos de la masculinidad implica tb abrir y versar la realidad de otras coordenadas”.
Se organiza en tres ejes: el conceptual, donde sitúan “la construcción de qué es ser varón en términos teóricos, dentro de la tarea relacional de los géneros para desarmar la heteronorma, el binarismo, el patriarcado”; el territorial, que problematiza “el espacio de lo público, el backlash, las relaciones de poder que se ponen en juego entre varones”, y el empírico, donde se traen experiencias gubernamentales o de organizaciones de varones antipatriarcales, porque “el curso también tiene como objetivo tejer redes y ver de qué modo se están abordando estas problemáticas”.
Ahora se está desarrollando la primera edición del curso pero vendrán otras. Pueden mantenerse informades al respecto en la web de la UNGS o prestando atención a nuestras redes, ¡nosotres les avisamos!
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