Ni Una Menos fue una frase en twitter, algún día de marzo del 2015, cuando supimos que Chiara Páez había sido encontrada, víctima de femicidio. Fue una angustia, un temblor, una rabia. Hubo poemas en la Biblioteca Nacional y una convocatoria a movilizar el 3 de junio. Vestirse de negro propusieron algunas, usar el hashtag y salir en todas las plazas del país.
La manifestación nos sorprendió a todas. Plazas repletas de mujeres con carteles caseros, de organizaciones interviniendo las calles, coreografías, pelucas, murales. Imágenes de mujeres, pibas y sus historias en breves líneas. Chicas muertas, diría Selva Almada. Historias de vidas colectivas, de dolores, ausencias y de injusticias.
La violencia de género, aquel 3 de junio, irrumpió en la escena política. Salimos a las calles en un duelo compartido, para algunas con nombres propios de amigas, madres, hijas, tías, hermanas, vecinas. Para otras las experiencias de violencias múltiples que resuenan en los cuerpos.
Ese día, hace seis años, como aprendimos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, salimos a las calles, pusimos el cuerpo en el espacio público para decir acá estamos y esto que pasa es político. Las violencias por razones de género no son un asunto privado, son un problema social, son una cuestión de todas, todos y todes.
Pasaron años, y Ni Una Menos, hasta llegar a este 2021 que nos encuentra en pandemia, sin posibilidad de encontrarnos en el abrazo, cuerpo a cuerpo, en la presencialidad tan deseada. Un 2021 que nos encuentra, también, con los Ministerios de las Mujeres en plena construcción. En la Nación, en la Provincia de Buenos Aires, el más reciente en Santa Fe y el pionero en Córdoba.
Quienes nos sabemos parte de estos trayectos colectivos, que nacen allá con las sufragistas, crecen de la mano de Evita con el voto femenino, se expanden en los encuentros nacionales de mujeres, hoy de plurinacionales de lesbianas, travestis y trans, la marea verde que conquistó el derecho de la soberanía de nuestros cuerpos, ahora tenemos el desafío de construir institucionalidad feminista.
Seis años en la historia de los pueblos es un tiempo breve. En nuestras biografías, es un tiempo único en el que logramos politizar la más cruel de las desigualdades: la violencia de género. Ni Una Menos es un compromiso diario, el de construir políticas públicas que nos mejoren la vida, que nos dignifiquen, que nos den autonomía y que nos hagan mujeres, mejores.
*Directora Provincial de Planificación y Gestión Comunicacional del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires.
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