Después de un leve receso, ¡aquí estamos de nuevo! Esta vez, les traigo una película que me impactó mucho por todo lo que dice con muy poco: The Assistant. Esta es la historia de un día de trabajo de Jane, asistente de un importante productor de Hollywood. Desde las primeras escenas vemos cómo ella, por ser mujer, debe esforzarse más que sus compañeros varones: la vemos llegar a la oficina cuando aún es de noche y, por una charla con sus compañeros (que llegan ya entrado el día) nos damos cuenta de que trabajó durante el fin de semana. Estas imágenes del principio marcarán la premisa del resto de la película.
A lo largo de su día de trabajo, vemos cómo Jane se ocupa de muchísimas tareas que exceden a su cargo y que sus compañeros no realizan: ocuparse de lidiar con cuestiones personales de su jefe (como mentirle a su esposa por él), ordenar las habitaciones luego de las reuniones y lavar los platos y tazas de toda la gente de la oficina. Además, está constantemente bajo la presión de hacer todo a la perfección y es tratada como inferior incluso por los colegas que comparten su mismo rango. Este clima laboral opresivo y tóxico es aceptado por toda la gente que la rodea como un rito de iniciación completamente natural y por el que debe pasar si quiere crecer en ese ámbito.
Pero lo bello de la película no está en lo que se muestra, sino en lo que se sugiere, que es lo que Jane percibe. Jane casi no habla, tiene pocas líneas porque su interacción con las personas que la rodean es poca, pero dice mucho con sus gestos, sus miradas y lo que mira. A través de sus ojos podemos ver pistas y detalles que nos sugieren que, detrás de las puertas que se le cierran a la asistente, suceden cosas que no deberían suceder y que son naturalizadas por la mirada despiadada de les cómplices. The Assistant es una película para mirar con atención y descifrar todos sus detalles.
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