13 de diciembre de 2020
¡Hoy esta sección tiene función doble! Y qué mejor para esta época que unos buenos slashers navideños. Quienes siguen las recomendaciones de los domingos saben que yo aprovecho cada oportunidad para meter una película de terror, bueno, esta vez aproveché y metí dos: dos versiones diferentes de Black Christmas, el clásico de 1974 y la versión de 2019.
Ambas películas siguen la misma premisa (aunque no se podría decir que la de 2019 es una remake): un grupo de chicas de una fraternidad de EEUU que son acosadas por un asesino. En los dos casos, las chicas reciben llamadas y mensajes obscenos y amenazantes (en la versión de 2019 por celular, en la de 1974 por teléfono de línea) y en ambos casos las autoridades, en un principio, no se las toman enserio. ¿Por qué las elegí? Porque me parece que rompen con algunas premisas del mundo de los slashers y tocan algunos temas poco comunes. Para empezar, ambas versiones muestran cómo las denuncias de las mujeres suelen ser minimizadas, cómo en ambos casos quienes denuncian la desaparición de una amiga son tratadas de exageradas e infantilizadas por parte de (¡oh, sorpresa!) policías varones. Segundo, también muestran el odio misógino hacia mujeres independientes, que no se ajustan a mandatos patriarcales.
La película de 1974, además, trata un tema que, hasta ahora, nunca vi en ningún otro slasher: el aborto. La actriz principal queda embarazada y pretende abortar, pero su novio se opone. Esto lleva a una discusión entre ambos que amé, porque el planteo de ella es muy real y tiene que ver con el deseo de hacer otra cosa con su vida, mientras que el planteo de su pareja tiene que ver con el deseo egoísta de llenar el agujero que deja una vida académica poco satisfactoria y el fracaso en sus objetivos personales. En la versión de 2019 también a la protagonista un varón intenta quitarle el poder de decidir sobre su cuerpo pero, en este caso, a través de una violación. La película se sitúa después de la violación y nos muestra cómo ella queda expuesta a las críticas y rumores y cómo se genera a su alrededor la discusión entre quienes no le creen y quienes sí, mientras que su violador queda intacto e impoluto.
Mientras que la versión de 1974, si bien trata ciertos temas interesantes que tienen que ver con la desigualdad de género, es más bien un slasher hecho y derecho, la de 2019 gira en torno a lo que se llama “girl power”. Las jóvenes de esta Black Christmas se enfrentan literalmente a una organización de varones que fueron durante mucho tiempo los dueños de la universidad. Esta versión es mucho más literal, por momentos demasiado, pero lo que me gustó es que no hay una “final girl” que sobrevive porque es buena alumna y virgen, mientras que sus amigas sexualmente activas mueren (como una especie de castigo por “puta”), sino que son todas las mujeres hermanadas en la sororidad las que sobreviven.
Más allá de todas estas cuestiones, nunca está de más un buen slasher, en particular si es navideño.
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