Para hoy, les traigo una película galardonada: Una mujer fantástica, que en 2018 ganó el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Este film cuenta la historia de Marina, una mujer trans que está en pareja con un hombre cis llamado Osvaldo. Una noche, cuando volvían de festejar el cumpleaños de ella, Osvaldo se descompensa. Marina lo lleva al hospital donde él finalmente muere. A partir de ese momento, se desata una tormenta para ella, a quien la familia de Osvaldo no reconoce como su pareja y no le permite despedirse de él y quien, además, es acosada por la policía por sospechas infundadas en torno al fallecimiento de Osvaldo.
La película no necesita de escenas desgarradoras de abusos desoladores para mostrarnos cómo los derechos de Marina se vulneran solo por ser trans (aunque hay algunas situaciones que se acercan a eso). Lo vemos en la forma incómoda en la que le habla la familia, la forma en la que la policía la trata como una sospechosa, la forma en la que todas las personas que rodean a Marina la encasillan en un estereotipo. Todes creen saber qué esperar de ella y qué siente. Nadie la cree con derecho a llorar a Osvaldo, a ir al funeral a despedirse o a quedarse con los recuerdos de su vida juntes. Por ser trans, Marina tiene que deshacer su vida con Osvaldo, dejar atrás la casa, el perro, sus cosas. Como si su amor, por no ser heterosexual, nunca hubiera existido.
A lo largo de la película, Marina se refleja en el espejo de la sociedad una y otra vez, ve la imagen distorsionada que este le devuelve e intenta, con todas sus fuerzas, no terminar creyéndola real.
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