Esta semana me topé en Netflix con una película africana hollywoodense. No podría decir que Lionheart es una gran película. Las actuaciones dejan bastante que desear y por momentos se torna muy lenta, pero sí hubo algo que me llamó la atención: el personaje principal.
Adaeze es una joven que trabaja en la empresa de transporte de su padre. Al enfermar este de gravedad, ella debe hacerse cargo de todo y lidiar con una deuda millonaria que su padre tomó con varios bancos. Por si esto fuera poco, su padre llama a su tío para que tome si lugar como presidente, a pesar de que su hija está más capacitada y conoce mejor la compañía. Esto último es justamente lo que me interesó de la película, la forma en la que los hombres que la rodean tratan a Adaeze. Al poner a su tío a cargo, su padre la desautoriza y no toma en cuenta su trabajo. Su tío, por otro lado, la infantiliza y minimiza sus opiniones. Adaeze siente la frustración de ser mujer en un mundo liderado por hombres que la hacen a un lado, a pesar de ser la más capacitada para el puesto.
Si bien esto podría haber sido el eje central de la película, Lionheart no lo aprovecha. En lugar de explotar la relación de Adaeze con los hombres de su entorno y centrar la trama en su lucha por vencer la brecha de género dentro de su propia compañía, la película se basa en los intentos de Adaeze y su tío por salvar la empresa. Hacia la mitad tiene un giro muy leve e inentendible hacia la comedia y mete a los dos protagonistas en situaciones un tanto absurdas. Si bien no disfruté tanto Lionheart, podría decir que el personaje de Adaeze es interesante y, además, la actriz que la interpreta, Genevieve Nnaji, es también la directora.
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