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Gilmore Girls y la búsqueda eterna de la media naranja

Me cuesta ser objetiva con Gilmore Girls, es una de mis series preferidas y viene con carga emocional: la miraba con mi mamá a la hora del almuerzo, cuando volvía del colegio. Cuenta la historia de una madre soltera de 30 y pico de años, Lorelai, y su hija adolescente, de 16, Rory. Lorelai, hija única de padre y madre adinerados, quedó embarazada a los 16 y, al contrario de lo que ellos pretendían, decidió no casarse con su novio y criar a su hija sola.

Las últimas veces que la vi noté cosas no tan buenas. Si bien Gilmore Girls habla de la ruptura del mandato de la familia tipo y nos muestra una mujer independiente que rechazó una vida de comodidades a cambio de tomar sus propias decisiones, también, como dice @teloresumo , nos muestra que lo más importante es el amor, el amor heterosexual. No se ve una pisca de diversidad en la serie. Recién en la última temporada uno de los personajes más importantes “sale del clóset” y aparecen otros hombres homosexuales en el pueblo. Por otro lado, la serie hace apología de las relaciones tóxicas. Lorelai y Rory tienen varios intereses románticos a lo largo de las temporadas, todos hombres celosos y posesivos. Lejos de mostrar que eso ESTÁ MAL, la serie expone estas cosas como símbolo de amor y nos muestra que no importa qué tan independientes y ambiciosas sean estas mujeres, para sentirse plenas necesitan una pareja.

Lorelai, en el fondo, vive atormentada porque no tiene pareja y está constantemente pensando en casarse. Mientras que Rory, al parecer, solo puede relacionarse con el sexo opuesto cuando viene en formato “novio”. Obviamente para el resto de los personajes es igual: casi todos o tienen parejas (heterosexuales) o las encuentran a lo largo de la serie y se sienten completos y felices. De todas formas, recomiendo que vean Gilmore Girls por dos cosas: sus personajes y su guión. Hasta los personajes secundarios tienen un trasfondo que se va desarrollando paralelamente al de los principales y todos aportan algo a la trama. Los diálogos son ingeniosos, graciosos y fluidos y, además, debo decir que Rory, al final de la séptima y la octava temporada, se reivindica un poco.

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